DISCIPLINA ECLESIÁSTICA SOBE LOS OFICIALES

1 Timoteo 5:19-22 toca de manera directa este asunto: «Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad».  

Algunas aclaralciones:

El pastor es un creyente que como los demás está bajo las instrucciones, exhortaciones y disposiciones de las Escrituras. Su oficio no le hace de un tipo o clase especial de cristiano, que lo pongan por fuera o por encima de la Biblia, es más, si es anciano reconocido lo fue porque precisamente tiene más apego a las Escrituras y no porque flota por encima de ellas. Sus virtudes surgen de la misma fuente, del Espíritu Santo, y sus pecados no son agradables a Dios por el hecho que tiene un oficio distinto.

El pastor también es miembro de la iglesia. Puede ser que parte de lastre romano que se tiene, lleve a la gente a hacer una diferencia entre la iglesia y sus líderes, como expresando que los lideres no hacen parte del pueblo común. En cambio, creemos que los ancianos hacen parte de la iglesia, que son miembros de ella, que están comprometidos con el pacto de membresía como los demás miembros. Que tengan un oficio especial de autoridad no significa que ellos están por encima de los requerimientos de la membresía.

En sentido general, el pastor, al ser cristiano común y al ser miembro de la iglesia, está sujeto a la disciplina eclesiástica en los lineamientos y condiciones razonables de cualquier miembro, pues si peca hay que reprenderlo, en caso de ofensas de carácter privado, aquellas que puedan y se deban tratar en privado, también está sujeto. Sin embargo, y aquí está el asunto especial, a causa de su oficio, hay ciertas consideraciones que la Palabra de Dios enseña a la hora de disciplinar a un ministro:

1. LA BIBLIA ESTABLECE UN PROCEDIMIENTO DE PROTECCIÓN AL MINISTRO

El asunto de la disciplina a un anciano requiere un cuidado más especial, debido a que por su oficio es necesario protegerlos de la gente maliciosa, inconforme y de las falsas acusaciones. El v.19 dice: «Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos». La iglesia no debe ser ingenua con respecto al hecho de que hay mucha gente resentida con las autoridades, con las órdenes y más cuando estas chocan son sus pecados o pretensiones personales. Los miembros de la iglesia deben aceptar que muchas veces se contrarían con sus pastores y a veces palabras despectivas, comentarios inapropiados, acusaciones precipitadas, salen de sus labios, que llegan a poner una mancha sobre la reputación y autoridad sobre un anciano. Por eso la Biblia enseña que en el caso de los ancianos, ni creyentes particulares ni la iglesia deberían ser prontos para escuchar acusaciones contra un anciano. Entonces:

1- Debe haber una acusación formal

No debe ser un informe impreciso, sino que debe redactarse una acusación que contenga una determinada acusación de pecado. No es un “me dijeron”, “se dice”, “parece que”, “no le parece” o un “qué opina de”. Proverbios 18:8: «Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas». Y aquí permítame darle luz en tres aspectos:

– Si es un pecado o un error o un descuido

Cuando emitimos un juicio debemos ser cuidadosos a la hora de designar el asunto. No es lo mismo un error que un pecado, no es lo mismo un descuido que un pecado o una inconsistencia que un pecado. La iglesia debe ser generosa los unos para con los otros en asuntos de pareceres, de errores, imprecisiones, descuidos, y no debe ser pronta a emitir juicios descalificadores cuando se ve esto aun en el liderazgo.

– El amor siempre tratar de ver a los demás bajo la mejor óptica

La iglesia debe andar con discernimiento, pero con la consigna de que el amor todo lo cree. Nuestra malicia natural puede hacernos calificar un asunto de primera mano como pecaminoso, malintencionado, grave, cuando no necesariamente es esto. El amor está presto a excusar razonablemente las cosas y a pensar bien de los demás a menos que todo indique lo contrario.

– Los pecados de carácter privado deben ser manejados allí

Aquí queremos señalar hacia aquellos pecados dados en un círculo privado, menor, aquellos pecados cuya naturaleza pueda remediarse en el círculo más pequeño posible y que no haya ninguna consecuencia colateral ni tengamos que pasar por encima de ningún principio bíblico si así lo hacemos. Hablamos de pecados que puedan ser tratados por dos personas o por un grupo limitado, donde los asuntos pueden llevarse gradual y prudentemente sin necesidad de alterar el orden de la iglesia, sin necesidad de inquietar a más hermanos, salvo los que estén estrictamente involucrados por la naturaleza del asunto.

2- Esta acusación formal debe tener un respaldo robusto

Esta acusación no debe recibirse a menos que esté respaldada por dos o tres testigos creíbles. Y aquí permítame aclarar que no es la cantidad de personas, sino que se desea librar de calificaciones personales y muy subjetivas la acusación. Una persona puede interpretar o verse afectada por algo y entonces levanta una acusación. Entonces la norma es que una acusación formal no se puede levantar si más personas han sido testigos directos del hecho o si más personas han verificado el asunto. Gill: “dos o tres testigos los suficientemente buenos, que son capaces de dar fe del hecho: una acusación contra un pastor de una iglesia no debe ser recibida fácilmente; no debe ser escuchado en privado, a menos que aparezca claramente por tal número de testigos; ni debe ser presentado públicamente ante la iglesia, hasta que sea probado en privado y previamente, por un número suficiente de testigos creíbles, que es realmente un hecho. El sentido es, no que no se acuse al anciano, sino que sean con tal número de testigos, pero el caso no es otro que lo que debería ser en el caso de un miembro particular […] Pero el sentido es que el asunto de un anciano no se someterá a juicio, y mucho menos se dictará sentencia, hasta que haya sido probado en privado contra él, mediante testimonios adecuados, más allá de toda excepción; sólo en tal caso, una iglesia debe admitir un cargo contra su anciano”.

La razón de esta regla es, debido a su alto cargo y al honor de la iglesia, que se preocupa tanto en el suyo como en la religión; porque conlleva cierto grado de escándalo el que se le imputen cargos a tal persona, aunque pueda ser absuelto; como también debido a sus muchos enemigos, quienes, por envidia, malicia e instigación de Satanás, estarían continuamente molestando a la iglesia con acusaciones, podrían ser fácilmente admitidos.

2. LA BIBLIA ESTABLECE UN PROCEDIMIENTO DE DISCIPLINA PARA EL MINISTRO

El v.20: «A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman». Parece que el énfasis de esta traducción (de este presente participio activo), es que solo se disciplina las conductas pecaminosas, no solo el pecado, sino la persistencia en ellos o en algún pecado. Sin embargo, no necesariamente debe ser así. Déjeme explicarlo en algunos puntos:

1- Por supuesto que, si es un acto pecaminosos privado o menor, no debería ser tratado de una manera severa. No hay necesidad. A veces ciertas cosas pueden ser tratadas con los ancianos. Sin embargo, si fuera un solo acto, pero este es público, o escandaloso o grave, no se requiere que el anciano persista en él para ser reprendido.

Recordemos que los pecados de categoría públicos, escandalosos, sostenidos, corporativos, mayores, son aquellos pecados que por su naturaleza grave deben ser tratados de manera fuerte, la mayoría de veces inmediata. Vale la pena observar que pecados públicos no necesariamente son los que se comenten públicamente. Son aquellos de naturaleza pública, que afecta a muchos. Hablamos de pecados que no afectan a uno sino cuyos efectos sean a un círculo mayor, cuya naturaleza no pueda remediarse en un círculo pequeño, pecados que tratados privadamente traen daños colaterales. Pecados que la mayoría de veces no necesitan gradualidad pues el tiempo que se les permita correr será más dañino. Pecados que alteran a paz, el orden de la iglesia y manchan de manera tajante el testimonio del evangelio. Pecados que, de no tocarse de manera pública, correrán y dañarán a muchos aprovechando la ignorancia del pecado.

2- En el caso de un pecado privado o menor, que no se lleva disciplina inmediata, si hay persistencia, entonces deja de ser un acto para volverse un asunto de conducta, y por lo cual, al ser de categoría persistente, debe ser reprendido en los términos bíblicos.

3- Ya sea un solo pecado escandaloso y público, o sea ese pecado sostenido, debe ser reprendido públicamente, pues no se puede permitir, por amor al individuo y a la pureza de la iglesia, que esto quede sin reprensión. La venda debe ser tan ancha como la herida y entonces las medidas deben ser tan adecuadas al daño hecho.

4- Los pecados públicos y escandalosos deben ser reprendidos públicamente y deben ser reprendidos tan extensamente como haya llegado a tantos oídos, así su reprensión debe ser pública y ante todos. Aquí público no son los ancianos. Si el asunto solo ha afectado a la membresía, o a la congregación en general o hasta si ha resultado en la mala reputación de la iglesia en otros círculos, la iglesia puede manifestar el asunto.

5- Dependiendo el asunto, la reprensión significará la exhortación publica o la exhortación pública con la degradación de su oficio y el apartarse de ellos, como de otros desordenados, cortarlos y echarlos de la iglesia, y eso de manera pública. El pecado de un anciano no puede ser ni escondido o barrido bajo la alfombra. El pecado de un líder espiritual debe ser tratado con mucha seriedad, porque tiene gravísimas ramificaciones, puede desviar a más personas y puede hacer que los no creyentes blasfemen de Dios y del evangelio.

La razón de este tratamiento

«para que los demás también teman». Ya que el pecado público de un ministro trae escándalo de la religión, y deshonra del Evangelio, la reprimenda pública está diseñada para el bien de los demás, para que teman, así como para el bien de la parte reprendida. Entonces la idea es que el ofensor tema, que los demás ancianos teman, y que aquellos que pueden verse tentados a pecar al ver los pecados de los ancianos siendo reprendidos con firmeza, teman y se detengan para pecar.

La advertencia final

El v.21 enseña: «Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad». Esta exhortación va dirigida a los ancianos en particular, pero a la iglesia en nombre de los ancianos. Y es que la iglesia no debe tener predilección de personas y pecados. El amor hacia los hermanos no debe nublar el juicio de la iglesia y entonces no se reprenda lo que se debe reprender. Que las iglesias o pastores por disque, no generar mayores problemas, no sigan el procedimiento bíblico, se vuelven infieles. Dos puntos a notar:

La iglesia no debe hacer las cosas con prejuicios, es decir, juicios previos, juzgando de antemano. A veces, en estos procesos ya se tiene una acusación previa favoritismos o enemistades contra alguien sin antes escuchar el caso y no importa lo que se diga. La palabra ‘prokrima’, denota juicio previo mostrando preferencia, hacia una persona y dejando a otra de lado, debido a juicios desfavorables causados por la parcialidad.

Pero la iglesia no puede actuar con parcialidad. La palabra ‘prósklisis’ significa; inclinarse hacia, proclividad o favoritismo. Aquí muchos han sucumbido por el afecto a sus líderes que les pasan por alto todo volviéndose cómplices de sus pecados. Si amamos a los ancianos, deberíamos amar más al Pastor y Obispo de las almas y tener para con Él nuestra lealtad absoluta. Por supuesto que no dejaremos a un anciano que peca solo con la reprensión, sino que le animaremos, y oraremos, y aun si es degradado, pero se arrepiente, debería ser amado como hermano, aunque ya no lo reconozcamos como pastor nunca más.

Oremos que el Señor ponga hombres irreprensibles y valientes en el ministerio, y que quienes hoy están allí sean sostenidos por Su divino poder.

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